-Dejá de llorar...-dijo con voz cortante. Pero la niña seguía llorando.
-Basta!, para de una vez- dijo nuevamente con voz cortante. La niña se levantó, había dejado de sollozar. Pero se fue a su habitación, donde el llanto no paro.
Y no sabía porque le dolía tanto.
Dejá de llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario